El sistema patriarcal, levantado sobre la división
sexual del trabajo y la inferioridad de
la mujer, necesita el respaldo de la fuerza para imponerse y mantenerse. La desigualdad, la discriminación, el papel
de la mujer con relación a los medios de producción, la familia patriarcal
heterosexual, la desvalorización, la cosificación de nuestros cuerpos, y la subordinación son
causa y permiten los asesinatos de odio misógino y la violencia.
Repudiadas sus expresiones más brutales,
goza socialmente de consenso como sistema de opresión y sus
valores están ampliamente aceptados. Así, toda
una serie de violencia imperceptible no
se considera como tal. Desde la violencia simbólica de los medios, a
la educación sexista, la moda, los estereotipos, el leguaje,
la construcción de los discursos desde el sujeto varón, los comportamientos invisibles de violencia y
dominación que se reproducen permanentemente en la vida cotidiana… son
parte indisoluble de la violencia
patriarcal en cuyo vértice asesino se
contabilizan hoy 96 victimas mortales.
De un contingente intimidado y disciplinado de
trabajadoras se beneficia el
capitalismo. Su santa alianza criminal
con el patriarcado le da mayores ventajas para la explotación de nuestra desvalorizada fuerza de trabajo. Les
conviene evitar que nos sacudamos las
cadenas. En esta fase de su desarrollo,
la de crisis estructural capitalista, incrementar
la violencia económica contra las trabajadoras es su opción más rentable. De proveedoras secundarias, con la constante reducción del precio de la fuerza de trabajo,
las trabajadoras estamos avocadas a
más dependencia económica y mayor vulnerabilidad. El modelo
social de división de clases y géneros
incrementa y carga sobre la
fuerza de trabajo femenina la
reproducción, trabajos de cuidados,
sanitarios, de crianza, etc. de forma, cada día más, invisibilizada,
gratuita y forzosa.
Se nos encadena a nuestro rol tradicional y de
cuidadoras y se refuerzan socialmente
las relaciones asimétricas de dominación y opresión pues el capitalismo en
descomposición lo necesita para su pervivencia.
Menos denuncias y el número de feminicidios no
deja de aumentar. Demostración de que son las relaciones patriarcado-
capitalismo las que causan los crímenes de odio y el resto de agresiones que
sufrimos como mujeres.
La
violencia patriarcal y la violencia
capitalista serán erradicadas únicamente
con la
construcción de una nueva sociedad que envíe al basurero de la historia el modelo de relaciones en los
que se sustentan. Es vital, nos jugamos la vida, articular una respuesta clara de género y de
clase que rompa las cadenas de la
explotación y la opresión. Tiene nombre, la sociedad
socialista-comunista.
LUCHA FEMINISTA CONTRA LA VIOLENCIA PATRIARCAL
POR UNA
SOCIEDAD SIN EXPLOTACIÓN NI OPRESION
¡ POR
EL SOCIALISMO! ¡ POR EL COMUNISMO!